Los niños y niñas conviven entre ellos conscientes de sus acciones, en ese accionar actúan comprendiendo sus consecuencias. Entre sus códigos existe un encuentro acompañado del respeto, amor y confianza, desde ahí surge el deseo de comunicar, y en consecuencia de compartir.
Las acciones de los niños y niñas están basadas en el amor, y nacen del ejemplo vivenciado en las primeras relaciones con su madre y padre, a través de las primeras miradas, cuidado y juegos. En los primeros encuentro entre la madre-padre con el niño y/o niña, se puede observar y escuchar las primeras decisiones, donde es capaz de manifestar lo que desea y necesita para desarrollarse y crecer.
En ese encuentro nuestro rol como adultos es satisfacemos esas necesidades básicas, desde ahí el niño crece y se desarrolla comprendiendo el respeto por el otro, un respeto en base a la escucha atenta de sus necesidades, porque se ven en el otro, como un reflejo de su ser. Es ahí donde el niño puede decidir en base a su propia vivencia, reconociéndose como parte intrínseca en el mundo en que vive y comprendiendo su accionar en interacción con el otro.
Nuestro rol como adultos es escuchar las voces de los niños y niñas, es hacerles ver que nos importan sus opiniones, nuestro rol como adultos es guiar la mirada reflexiva del entendimiento de sus acciones.
Marcela Suárez
Educadora inicial
elpezenlalunablog.wordpress.com 